Las revisiones oftalmológicas de rutina ayudan a detectar el glaucoma antes de que avance y es posible detener la progresión de esta enfermedad
El glaucoma es una enfermedad que afecta a 2% de la población mayor de 40 años y a 14 % de los mayores de 60 años en México. Se calcula que solo la mitad de los pacientes con glaucoma saben que lo padecen porque, en un principio, no produce síntomas.
Con el objetivo de concientizar a la población del mundo sobre las enfermedades que dañan la visión progresivamente y resaltar la importancia de un diagnóstico oportuno, Virginia Martínez Hernández, especialista certificada en oftalmología y profesional de la salud registrada en Doctoralia, nos habla a fondo sobre las manifestaciones, diagnóstico, tratamiento y más características de este padecimiento:
El glaucoma es una enfermedad que daña el nervio óptico. En etapas tempranas es asintomático y sólo podría detectarlo un oftalmólogo en una revisión. En etapas avanzadas genera pérdida de la visión periférica.
Según su causa, se puede clasificar en glaucoma primario, que no tiene una causa asociada, y glaucoma secundario, donde las causas pueden ser un traumatismo previo, una catarata, periodos inflamatorios previos recurrentes, formación de vasos sanguíneos por diabetes, antecedentes de infartos o enfermedades vasculares en la retina, entre otras.
Además, existe el glaucoma congénito, que es cuando un bebé nace con el padecimiento, y también puede ser de “ángulo abierto” o de “ángulo cerrado”, dependiendo del estado de un sistema de drenaje en el ojo llamado ángulo iridocorneal.
El glaucoma primario de ángulo abierto, que es el tipo más común, suele tener un componente hereditario, por lo que las personas que tienen familiares directos con este glaucoma tienen mayor riesgo de padecerlo.
Si bien cualquier persona podría llegar a tener glaucoma, algunas tienen mayor propensión: miopes e hipermétropes extremos, pacientes con diabetes mal controlada o aquellos con historia de enfermedades inflamatorias oculares.
Se puede tener en un solo ojo, sobre todo si hay factores de riesgo asociados, como enfermedad inflamatoria, traumatismos previos, antecedente de alguna enfermedad vascular o infarto en la retina.
El síntoma principal es disminución de la visión periférica y se percibe hasta que el glaucoma es avanzado. En su forma aguda provoca dolor intenso que puede acompañarse de vómito, visión de halos alrededor de las luces, ojo rojo y visión borrosa.
El tratamiento consiste en medicamentos para modular la presión intraocular o cirugías que tienen el mismo fin. El glaucoma no se cura, quien lo padece debe permanecer en vigilancia constante.
Los pacientes con glaucoma no necesariamente pierden la visión, todo depende de la fase en que se diagnostiquen y de los resultados del tratamiento. En etapas tempranas, donde no se presenta una baja visual importante y con el tratamiento adecuado, puede controlarse para que el daño no avance y preservar la visión.
Muchos casos de glaucoma no pueden prevenirse, por lo que los esfuerzos deben encaminarse a su detección precoz. Una vida saludable contribuirá a disminuir la probabilidad de padecer esta y otras enfermedades.
Si un familiar directo fue diagnosticado con glaucoma, es recomendable hacerse una revisión periódica, en especial a partir de los 40 años, para detectar daños tempranos y descartar que pueda padecerse.
El daño por glaucoma no es reversible, el tratamiento y el control son para detener el daño o evitar la progresión, no para revertir el que ya se tiene. Por eso son muy importantes las revisiones oftalmológicas de rutina, que pueden ser cada año o, si ya se detectó, cuando el oftalmólogo lo indique.
Finalmente, conocer más acerca de la enfermedad te ayudará a entender los síntomas o dificultades visuales que se pueden tener, en especial si alguien cercano a ti es diagnosticado con glaucoma.
Si tienes dudas o deseas contactar a un especialista, en Doctoralia, la plataforma que hace la experiencia de salud más humana, encontrarás profesionales de la salud certificados que te pueden apoyar y estar contigo en todo el seguimiento a los tratamientos médicos o estudios indicados en cada paciente.
