Con la colorida y aromática flor de 20 pétalos, que en lengua náhuatl llamamos cempasúchil, son adornadas las sepulturas de los cuatro panteones municipales de Atizapán de Zaragoza, para recibir a los que se nos adelantaron, los días 1 y 2 de noviembre, pero los que todavía somos también materia no podremos estar ahí.
Por el cierre de los panteones de la demarcación, ante el riesgo de contagio de COVID-19 durante la celebración del Día de Muertos, la presidenta municipal, Ruth Olvera Nieto dispuso el arreglo de los camposantos, con el fin de preservar la tradicional festividad prehispánica que honra a nuestros seres queridos ausentes en este mundo.
Brigadas de trabajadores de la Dirección de Servicios Públicos llevan a cabo el deshierbe y limpieza de los panteones, para después vestirlos de amarillo con las cempasúchil, y tonalidades púrpuras con las flores conocidas como “terciopelo” o “borlas”.
Con pétalos formaron los caminos que, según la tradición, siguen las almas de los difuntos para llegar a los altares que sus familiares les ofrecen en sus hogares. Se cree que las corolas de cempasúchil guardan el calor del sol e iluminan el camino de regreso de los difuntos.
Los cementerios municipales de San Mateo Tecoloapan, Villas de las Palmas, Calacoaya y San Francisco de Asís, donde hay casi 14 mil sepulturas, contaron con su ofrenda ritual de Día de Muertos.
Además fue adornado con cempasúchil el boulevard Adolfo López Mateos.
De esta firma, el gobierno municipal también apoyó la economía de los productores de flores, que han visto disminuir sus ventas durante la alerta sanitaria.
