Murió José Agustín Ramírez, a los 79 años, en Cuautla, Morelos, quien a los 16 años inició su vertiginosa vida en que derramó ideas, pasajes, vidas a través de su mente clara que iluminó y emocionó a generaciones con sus palabras.
El nacido en Guadalajara, Jalisco, pero que se decía guerrerense pues la mayor parte de su vida la vivió en Acapulco, representa una corriente literaria que fue tomada como irreverente en la década de 1960, pues rompió cánones literarios de la época e irrumpió con fuerza gracias al lenguaje coloquial, tradicional y desenfadado.
Los jóvenes de la época se identificaron con su lenguaje y estilo ya que, por primera vez, veían en la literatura nacional un espacio en el que se sentían representados.
Su obra surge de la cultura popular de la época, cuando el rock era el ritmo de los jóvenes, pero que los más grandes lo veían como enfrentamiento, aunque el mismo lo definió como la contracultura mexicana.
Los obras de José Agustín, a los 16 años, la novela La tumba (1964), publicada dos años después de terminada, y le siguieron títulos como Inventando que sueño, (1968), Se está haciendo tarde (1973), El rey se acerca a su templo (1977), Ciudades desiertas (1982), Cerca del fuego (1987), Dos horas de sol (1994), Vida con mi viuda (2004).
Su salud empezó a decaer en 2009 cuando cayó de dos metros de altura durante la firma de libros en el Teatro de la Ciudad de Puebla. Por el accidente se le fracturaron el cráneo y costillas que lo mantuvieron más de 20 días hospitalizado grave, y salió a la luz pública otra vez hasta el pasado abril cuando presentó la reedición de su obra.
El martes 2 de enero un sacerdote “amigo, católico, zapatista, teólogo de la liberación” le impartió los santos óleos ante hijos y esposa.