Hasta que empresarios, campesinos y personas se organicen y sean acompañadas por las autoridades en denuncias e investigaciones, se irá resolviendo la extorsión, porque si no sienten el respaldo del gobierno de nada sirve que dialoguen con las víctimas y lleguen a comunidades con decenas de militares y policías, como sucedió en el Estado de México, apuntó el ex comisionado General de la Policía Federal y director de Estrategia del Grupo BlackIND, Facundo Rosas.
El especialista agregó que el cobro de piso y otro tipo de presiones de la delincuencia seguirá impune y el miedo que genera seguirá alimentando la cifra negra (delitos no denunciados).
Indicó que lo que genera miedo a los únicos que beneficia es a los extorsionadores y cada vez son más las zonas donde de manera silenciosa el “cobro de piso” subyace a gran parte de la actividad económica formal y con mayor razón la informal, y que en cualquier momento puede hacer crisis.
Para resolverlo, recordó lo realizado en Ciudad Juárez, donde los comerciantes y empresarios, con el acompañamiento de las autoridades federales, estatales y municipales, decidieron denunciar y colocar lonas en sus fachadas con la leyenda “No al cobro de piso, en este negocio, el único piso que se paga es el predial”.
Destacó que esta acción implica ver cómo cuando existe colaboración entre la sociedad civil y los distintos gobiernos, las cosas pueden funcionar a favor del bien común.
De la Ciudad de México, Rosas Rosas comentó que, sobre todo en las alcaldías ubicadas en el sur y norte, el “cobro de piso” se da de manera cotidiana, pero por miedo no se denuncia. Sin embargo, aceptarlo sería reconocer que en esta materia se ha fracasado.
No reconocen el fenómeno delincuencial porque «estropearía las cifras alegres que en los últimos años se han repetido para hacer creer que las cosas van muy bien, que los delitos de alto impacto han bajado más del 50 por ciento, pero sólo los de alto impacto, como si los demás delitos no impactaran en el estado de ánimo de la población«, expresó.
Advirtió el director de Estrategia del Grupo BlackIND que no pretende echar a perder los spots de “campaña”, pero los delitos totales en la Ciudad de México en 2023 se han incrementado 2.5% respecto de 2022, solo que eso no se dice, así como tampoco que la mayoría de los “changarros”, puestos de tacos, de jugos, pollerías, entre otros ubicadas en las alcaldías antes referidas pagan “derecho de piso” de manera silenciosa.
En cuanto al enfrentamiento entre extorsionadores y campesinos del Estado de México, sostuvo que el cobro de derecho de piso no es privativo de las zonas urbanas, tal como quedó establecido con los hechos de Texcaltitlán ya que dicha problemática recorre varias entidades del país; y si la extorsión es difícil de comprobar y su cifra negra (delitos no denunciados) ronda el 99.83% a nivel nacional, tratándose de “cobro de piso” la cifra negra es prácticamente del 100%, debido a que es más difícil de denunciar.
Del “cobro de piso” perpetrado contra campesinos por cada metro cuadrado de siembra, los consideró la fase superior de la extorsión, al ser una acción muy difícil de denunciar ante el Ministerio Público y aún más complicado probar ante un juez que fueron objeto de un hecho señalado por la ley como delito, puesto que la tierra ni siquiera ha sido sembrada y mucho menos producido alguna mercancía comercializable y con un valor monetario.
Sobre la respuesta de los campesinos en Texcaltitlán, el exfuncionario lo calificó como hartazgo de la gente víctima de la delincuencia y la falta de atención por parte de la autoridad, empezando por la estatal que sólo se limitó a instruir se le diera seguimiento, visitar el municipio totalmente “blindada” y pronunciarse en favor de la paz, como si este tipo de acciones bastaran para resolver el problema de fondo. Lo otro que comprueba este hecho es el “control territorial” por parte de los grupos delictivos.
El ex comisionado General de la Policía Federal recuerda que la modalidad de extorsión presencial conocida como “cobro de piso” data de 2010 en Ciudad Juárez, Chihuahua, particularmente en la zona conocida como Lincoln, donde comerciantes la enfrentaron con éxito.
Dice que este tipo de exigencias se caracterizó porque sus autores dejaban recados con amenazas de que si no se les entregaba una cuota para seguir funcionando sus dueños serían asesinados y su establecimiento incendiado.