Por José G. Viurquis
Para endulzar los oídos son los sonidos que surgen de la imaginación de Charlie Ochoa, quien agrada con lo que extrae del piano y su ukulele y lo mezcla con su tierna voz para encantar a su público.
A sus 22 años, y en su búsqueda de un estilo, e influida por sus maestros de música, Charlie sigue su camino musical que inició con el violín, igual que su hermano. Y ahora se siente cómoda y totalmente impulsada a la creatividad en las teclas de un piano, de donde surgen los sonidos como gotas de agua.

Su nombre se lo debe a sus compañeros y maestros de Secundaria, quienes en vez de Karla, preferían llamarla Charlie Ochoa, y así se identifica como artista, pues no quería imponerse un nombre muy diferente al original.
Aunque no deja vivir y pensar en la música, comparte su tiempo cursando la carrera de Antropología Social, aunque considera que su fuerte es tocar el piano, cantar, su voz como instrumento principal, porque es ella misma la que se entrega en cada melodía.
De su estilo, puede decir que se ha identificado con artistas de rock, y tiene influencia de jazz, pero en cada composición se empecina en aportar algo más nuevo, no como el pop tradicional, sino que urga en las teclas hasta encontrar lo más alternativo.
Se sincera al afirmar que el jazz es difícil y un gusto adquirido, porque en su casa no tenían la afición a este género musical, ya que nadie lo escuchaba, por lo que le costó trabajo al principio querer al jazz, pero a base de oírlo y sentirlo, ya le gusta mucho. Le sirve para componer, pues es más complejo que el pop, o géneros más comerciales.
«Lo que me gusta es hacer cosas complejas, no tan esperadas, nuevas combinaciones y acordes».
-¿Cómo para sorprender? se le inquiere.
-Si que no se escuche lo de siempre, no soy fan del pop, o música fácil de aprender, o analizar, me gusta complejizar. Hay tantos acordes, tantas posibilidades que no soy reduccionista, quedarme en cuatro acordes, en vez de ampliar todo.

Sin embargo no oculta su gusto por el rock, el rock pop y hasta la cumbia.
De su producción musical destaca sus 30 canciones, varias ya en Spotify,y otras que estará subiendo a esa plataforma en próximas fechas.
Su objetivo es que quien la escuche sea sorprendido entre sentimientos de efusividad, dolor, tristeza y que su impulse la imaginación en mejores espacios en su música fuera de los géneros normales, ni jazz, ni pop, sino como una fusión de varias cosas. Un espectro de muchas.
Acerca de sus metas en su carrera musical, advierte que lo irá viendo. «Me concentro en trabajar todos los días, estar atenta, ser artista es más difícil hoy en día porque necesitas experiencia en muchos áreas, no solo saber hacer música».
«Ahora un artista requiere manejar las redes sociales, organizar los eventos, no me concentro en ser famosa, mi tirada es trabajar, lo que vaya saliendo, que mis canciones le lleguen a la gente, cuando me dicen sentí chido, o imaginé feo, o algo me hizo sentir o provocó algo. Mover los sentimientos, que piensen un poco, que la letra le hizo reflexionar».
De sus escenarios, recuerda el concierto en el foro Rodolfo Uzigli de Coyoacán y más eventos en casa de La Primera Imprenta en el Zócalo, participaciones en la UAM Iztapalapa, donde estudia, y próximamente estará, el 6 de abril, en Nola Jazz, a las 3 de la tarde, en avenida Centenario, Coyoacán.