El arte como estilo de vida, catarsis y reencuentro con uno mismo: Vero Padilla

Cultura Portada

Por Patricia Andrade Barajas

La artista plástica visual Verónica Padilla presentó una exposición, organizada por el Zanbatha, Museo del Valle de la Luna, denominada «Almas en Libertad», en Las Plazas Outlet Lerma, donde pueden apreciarse 23 obras en que la artista imprimió sus sentimientos, emociones, la paz, armonía y libertad, de las que disfruta en la actualidad.

Vero Padilla señaló que el Museo Zanbatha tiene el proyecto de llevar el arte a las plazas comerciales para que las familias completas puedan apreciar las obras de los artistas, lo cual ha dado muy buen resultado, ya que los padres, con sus hijos, se transportan a donde el artista, los sentimientos de amor, sensualidad y pasión.

En  entrevista con Nuestra Zona la artista plástica Vero Padilla, en charla muy amena externó que el arte siempre ha estado presente en su vida, la paleta de pinturas, los lienzos y caballetes, desde que era muy joven, pues ya a los 16 años pintaba cosas muy románticas, de casi niña enamorada.

La artista plástica, que nació en San Luis Potosí pero desde hace años es vecina del municipio de Atizapán de Zaragoza, destaca que hizo una pausa larga en su relación con el arte, porque la absorbió su profesión de odontóloga, además de los estudios en varias especialidades. También se enfocó totalmente a su vida familiar.

Su profesión es otra de sus pasiones, porque le gusta que sus pacientes queden conformes con sus trabajos dentales. «Soy muy perfeccionista y eso me ayudó en mi trabajo como dentista, porque no estaba conforme hasta que los dientes lucieran, es decir perfectos, esto es muy bueno para mis pacientes», comenta.

Pero la vida «te sorprende, te cambia de un día a otro. Fue después de 21 años de matrimonio que mi esposo y yo decidimos divorciarnos», entonces todo tomó otro rumbo.

De pronto «me vi sola,  me enfrenté a la soledad que fue mi compañera por un tiempo, entonces me reencontré con mi gran pasión el arte, empecé a visitar museos, galerías y a tomar talleres».

“Tome el pincel, las pinturas y frente al caballete comencé a pintar porque la pintura me empezó a dar más libertad, al no tener una pareja, fue mi terapia, me pasaba y me pasó noches completas pintando, porque cuando empiezo una obra la quiero ver terminada cuanto antes”, comenta Vero Padilla.

El arte ha sido esencial en su vida pues la restauró, revitalizó, la hizo disfrutar cada momento y valorarlo como si fuera el último instante, pues antes iba por la vida de prisa muy de prisa, sin detenerse a observar los pequeñas cosas  que para mucho son inadvertidas, pero que tienen gran valor.

Vero Padilla destaca que disfruta del tiempo y del espacio mientras pinta, es su forma de expresar sus sentimientos de amor, sensualidad y pasión, que plasma en un lienzo, haciendo permanente su estado de ánimo, que evoluciona siempre.


Para Vero Padilla es un placer estar frente al lienzo blanco y dejar brotar su lluvia de ideas y plasmarlas con cada pincelada, en cada movimiento de su mano saca una emoción o un sentimiento, por eso ahora es libre emocionalmente, porque en cada obra expresa sus estados de ánimo, ya no se guarda nada y eso le provoca sentir  paz y armonía consigo misma, lo que da como resultado que sea una mujer feliz y plena.
«Tome clases de pintura y me dio por pintar abrazos, un día pinté un autoabrazo, esa obra es mi favorita porque fue una catarsis, una necesidad emocional para todo mi proceso de separación y un hermoso reencuentro conmigo misma. Descubrí que uno se puede abrazar y sanar sus emociones, sentimientos y te das cuenta que para ti, la persona más importante eres tú misma», recuerda muy emocionada Vero Padilla.


Es así como Vero Padilla inicia la carrera de artista plástica, la cual ha sido apasionante porque la disfruta por horas, al grado que ya se lastimó su hombro, pero ya no se ve sin pintar obras estilo figurativo, pues le llenan su vida y alma.

Agradece y recuerda con mucho cariño a todos los maestros como Eugenia Maya Corona, quien le insistía que tomara clases y después tuvo a otros maestros  como  Noel Ramírez Espinosa, Magda Torres Gurza, Jorge Obregón, Margarita Chacón Bache, Abel Ramírez Aguilar y actualmente Isabel Ruiz de Velasco.

Vero Padilla señala que después de lo figurativo empezó en lo abstracto, pero, como le gusta decir algo, transmitir un sentimiento, una emoción, no ha podido emigrar del todo a lo abstracto.

«Una obra abstracta la utilizo de fondo y encima pongo algo significativo, por lo que terminan siendo figurativa, ya que expresa un sentimiento o una emoción», comenta la artista plástica.

Su mamá, parte esencial en su vida

Vero Padilla recuerda con gran emoción a su madre Guadalupe Betancourt (QEPD) quien fue su gran ejemplo y para sus ocho hermanos, ya que ella sola los tuvo que sacar adelante con su trabajo de decoradora de interiores de casas ricas de los árabes y hoteles. Escogía todo y sus clientes siempre quedaron muy contentos con sus trabajos de decoración.

Señala que doña Guadalupe era una mujer que con su máquina de coser hacia cosas maravillosas, pasaba toda la noche armando las cortinas, y todo lo que se requería para la decoración. Era una verdadera artista con sus manos. Era sorprendente, porque ella nunca estudió para decoradora de interiores, porque ni existía esa carrera.

De ella saqué lo de ser artista y por ello me gusta combinar materiales como las hojas de oro, de plata o cobre, me gusta hacer experimentos con los colores, materiales y han resultado cosas maravillosas.

Vero Padilla señala que tiene una exposición permanente en un hermoso restaurante en Rosarito, Baja California, que se llama Lazzo De Tinto, en donde están expuestas varias obras y si los comensales quieran las pueden adquirir.

Comenta la artista plástica que, a lo largo de seis años de su reencuentro con el arte, ha participado en diversas exposiciones colectivas como en la Casa de Adobe en Tepotzotlán, la cual fue el hogar estudio de una gran pintora, Marysole Wörner Baz, quien antes de fallecer donó al Museo Soumaya 900 obras.

«El  arte me trajo todo, el pintar es un estilo de vida,  tomo clases de arte, estoy en busca de aprender técnicas, texturas, es un todo un mundo», concluyó la entrevistada.

 

 

 

 

 

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