Muñeca de Amealco de Santiago

La muñeca Lele, no es de Amealco, sino de Santiago Mexquititlán

Atizapán Portada

Para los artesanos la muñeca corazón de Lele otomí no es de Amealco, sino de la comunidad de Santiago de Mexquititlán, según corrige de inmediato Martina Pérez Ramírez al señalamiento que surge luego de ver los bellos colores que desprende la que para todos puede significar un juguete, o la compañía para toda la vida de muchas niñas y niños.

Aunque la comunidad de Santiago Mexquititlán está a 22 kilómetros de Amealco y sus habitantes tardan media hora en trasladarse a ese punto en el transporte público y es la cabecera municipal, para ellos, su orgullo, es decir que la muñeca es de ellos, como los niños cuando no prestan de inmediato sus juguetes, sino hasta que sienten cierta afinidad por algunas personas.

Los Santiagos de Martina Pérez, exhibidos en Atizapán de Zaragoza
Los Santiagos y Leles de Martina Pérez, exhibidos en Atizapán de Zaragoza

Con su identidad reflejada en su atuendo, entrevistada en la explanada municipal de Atizapán de Zaragoza, Martina Pérez, externa sus sentimientos al hacerme una pregunta ¿Ya vio la muñecota que está en Santiago Mexquititlán?

Y le respondo que la he visto en fotos, pero no e ido al sitio.

– Pues es de ahí, de Santiago Mexquititlán.

-Pero es municipio de Amealco, Querétaro. Le digo

Ah si. Responde. Pero mejor le cambio el tema con el interés de conocer algo de la vida de los artesanos de esa zona, enclavada en la montaña queretana.

Se le pregunta cuántas muñecas hace al día y responde.

-Para serte sincera, supongamos que hago unas ocho muñecas en una semana. Poco más de una diaria, porque tengo que marcarla, recortar, coserla.

Y luego explica detalladamente el trabajo.  «Se tiene que ir armando por partes la muñeca y las vamos rellenando. Luego vamos cosiendo donde está abierto, para que no se salga la borra y ya terminando, donde van las uniones». O sea primero unen los cortes, les van poniendo el material interno para que quede estirado. Por ejemplo, hacen la cabeza y la rellenan, luego los brazos, el cuerpo, las piernas y luego unen todo.

«Por eso se tarda, como estos chiquitos, que son más tardados porque las partes son difíciles de rellenar. Y la grande es más fácil, al grado que se pueden hacer dos muñecas grandes al día. Las chiquitas cuestan más trabajo, resalta Martina.

Y nos muestra un muñeco vestido de blanco al que le llama Santiago, porque representa a su Santo Patrono, Nuestro Señor de Santiago, y «la muñeca le llaman Lele porque es un bebé recién nacido. La muñeca no se llama María, sino así Lele, como lo registramos. Significa bebé recién nacido», reitera.

Creaciones de manos otomíes para las almas de niños y niñas
Creaciones de manos otomíes para las almas de niños y niñas

Se le inquiere sobre si tiene hijos y si se dedican a esto y desconsolada dice que su hijo e hija trabajan otras cosas. Su hija deja su esfuerzo y le pagan como ayudante de electricista, mientras que su hijo trabaja en un restaurant, ya no les gustan estas labores, porque son muy difíciles.

Y los justifica al afirmar que cuando no se vende no hay dinero. Ellos han dicho que «si vamos a hacer esto, las Leles y los Santiagos y no vendemos, que vamos a comer. Es que ahora ya cambiaron mucho los chamacos«.

-Yo no digo eso. Desde que tengo uso de razón, veía que lo estaba haciendo mi mamá. Yo la ayudaba rellenando las patitas, los cuerpos, y ya después de que me casé empecé a hacer los míos».

Y así ha llevado su vida Martina, al lado de su esposo, con quien cumple ya 32 años haciendo sus Leles y sus Santiagos, y acudiendo a las ferias de artesanos como la que se instaló en la explanada de Atizapán de Zaragoza, que inauguró el alcalde Pedro Rodríguez.

 

Tagged