Más de 2 mil enlutadas Catrinas y de calavéricos rostros recorrieron las calles de El Mirador y San Bartolo en el desfile por Día de Muertos que organizó el gobierno de Naucalpan, para reunir a familias enteras y que interesadas hurgaron con sus vistas los tradicionales elementos que conforman las 23 ofrendas en el patio del palacio municipal a donde llegarán las ánimas que en algún momento de la historia administraron las finanzas de los naucalpenses.
“Naucalpan tiene vida gracias a todas y todos ustedes”, afirmó la alcaldesa Angélica Moya Marín en el recorrido, en el que participaron organizaciones sociales y deportivas de Naucalpan, entre ellas más de 100 motociclistas de distintos grupos como Bikers, Escuadras de Acero, Berracos, Bíkers al Acecho y Ángeles y Demonios, entre otros, quienes percibieron el viento frío que presagia la venida de los seres que se nos adelantaron.
Moya Marín estuvo en el patio central del palacio municipal, pero no fue como tantas veces que ha estado ahí, y pese a que se iluminó de luces y colores con las más de 20 ofrendas elaboradas por personal de las distintas áreas del gobierno local y por alumnos y profesores de escuelas públicas y privadas del municipio, sintieron la brillantez de las almas que han encontrado su camino final.
Víctor Reyes, director del plantel Naucalpan del Tecnológico Cuicalli, dio pormenores de los elementos que integran una ofrenda, que no son sino un homenaje a la vida, un tributo a la memoria y un canto a la esperanza”; en tanto Saraí, alumna de la secundaria Libertadores de América, externó la sensación del momento en la celebración del Día de Muertos “convivir con los difuntos y dialogar con los recuerdos” en un espacio sin tiempo.
Aunque la ofrenda de Presidencia rememoró las tradiciones del Día de Muertos del Estado de México y Michoacán, nos trajo imágenes de familias que inmigran al Valle de México y la de Gobierno a esos pueblos originarios del municipio que vivían de las riquezas emanadas de los ríos que ahora intentan revivir. Los estudiantes de la escuela Sor Juana Inés de la Cruz, de Santa Cruz del Monte, mostraron la fiesta del Xantolo, de la Huasteca hidalguense, potosina y veracruzana, donde cada trece lunas llegan danzantes y cruzan los ríos.
Alison, de 16 años protagonizó a la Catrina de la película El Libro de la Vida, con su bellísima vestimenta confeccionada entre todos los elementos de su familia durante dos semanas y en la que invirtió más de mil pesos. “Tenía desde cuando un gusto de hacer la Catrina y ahora quería algo original”, dijo la adolescente, que acudió acompañada de Dana, de 12 años de edad, quien también ocultaba su persona con inolvidable disfraz.
En la explanada municipal la Catrinería, acompañantes y todo mortal se entusiasmó con los espectáculos culturales alusivos al día en que dejamos la vida, y en ese nivel de esfuerzo, como si ya no fueran a continuar, movieron las cárceles de las almas los artistas del Ballet Folclórico “Viva la Danza” en acompasados ritmos, y los efímeros cuerpos engulleron los antojitos mexicanos.
La despedida del evento, como si fuera el adiós a este mundo estuvo a cargo de Leticia Buitrón Cornejo, directora general de Cultura y Educación de Naucalpan, quien expresó que “por tercer año consecutivo cumplimos con la meta de promover las tradiciones y fomentar la unión familiar y vecinal”.