Las mujeres en la prehistoria eran cazadoras tan capaces como los hombres

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Por Alicia Rivera

El hallazgo en la cordillera de Los Andes de los restos de una joven mujer que fue sepultada hace casi nueve mil años con sus armas de caza, como puntas de proyectil, raspadores y un cuchillo de piedra, trastocó el concepto de que las féminas en la prehistoria solo se dedicaban a cuidar a los hijos, curtir pieles, o recolectar frutos y semillas.

Un equipo de antropología de la Universidad de California realizaron excavaciones en un yacimiento ubicado en Wilamaya Patjxa, Perú, en donde  encontraron huesos de un gran cazador con sus armas, que supusieron era hombre, pero al realizar los análisis antropológicos, forenses y de esmalte dental en laboratorio, confirmaron que se trataba de una mujer.

Para determinar si era un caso único, los antropólogos y arqueólogos, recogieron muestras de 429 individuos en 107 yacimientos en América del Norte, de los cuales se identificaron a 27 cazadores, de ellos, 11 eran mujeres, lo que muestra que el sexo femenino formaba parte de los grupos de caza que atrapaban animales grandes.

 

En una entrevista con el sitio de noticias Efeminista de la Agencia EFE, la prehistoriadora Marylène Patou-Mathisa, autora del libro «El hombre prehistórico es también una mujer», comentó la importancia de investigar la historia con perspectiva de género, porque si “se demuestra que la mujer no fue dominada por los hombres, se pueden cambiar todavía más las cosas”.

 

Mencionó que la historia ha sido contada por los hombres, en donde la mujer no existe: “en la Europa occidental, durante el siglo XIX se impuso realmente una visión de la mujer como subordinada y en los libros de historia todas las mujeres, aparte de Juana de Arco, desaparecieron de la historia, aunque hubieran hecho cosas importantes”.

La prehistoriadora, reflexionó que, con el hallazgo en Perú, hay pruebas que las mujeres salían a cazar, como también se han encontrado en sitios de los antiguos vikingos a mujeres guerreras con sus armas y había grandes jefas de guerrillas, aunque siempre se tiene que demostrar con pruebas científicas.

“Cuando hace algo una mujer siempre hay que probarlo, pero cuando es un hombre el que se supone que lo ha hecho no se requieren esas pruebas científicas y esto es bastante molesto. Siempre se ha dicho que los hombres pintaron la cueva de Lascaux, ¿por qué? ¿dónde está la prueba? También pudieron ser mujeres, no hay prueba ni de lo uno ni de lo otro, pero siempre se dice que fueron hombres porque es como más prestigioso, ¿no? Ellos pintaron, fueron a la guerra, hicieron las casas y la cultura. A la hora de mirar al pasado es muy importante hacer ver a la gente que la evolución del ser humano, incluida la cultural, se ha llevado a cabo por los dos géneros, no solo por los hombres”.

El sedentarismo cambió la división del trabajo

Sobre el tema, la diputada federal Joanna Felipe Torres de la comisión de igualdad de género, comentó que existen diversas teorías que versan sobre la división sexual del trabajo, aunque la más reconocida es que a partir del sedentarismo, surge entonces la propiedad privada y es en ese momento de la historia cuando cambiaron los roles de género, los hombres decidieron que las mujeres se quedaban en casa y fue cuando se marcó la desigualdad entre ambos sexos.

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