Nohemí Pineda

A perder miedo y prepararse, exhorta Nohemí Pineda en sus libros

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Por José G. Viurquis G.

Como todas, que no se atreven a realizarse, Nohemí Pineda, de reportera a escritora, tuvo miedo de su parte literaria, hasta que dio el paso al dar a luz a sus los libros Lo Maté y Valiente con las mujeres, en los que expone, a manera de historias que mueven la conciencia, esa parte histórica de la sociedad mexicana violenta que agrede, en que la mujer es la víctima, pero a veces también victimaria.

«Cuando superé esos miedos me puse a escribir y a sacar un libro, ya en forma. Las mujeres debemos perder esos temores, porque tenemos mucha capacidad, muchos talentos, pero siempre se nos dijo que estuviéramos en nuestra casa, en lo privado, y cuando salimos al ámbito público, movemos al mundo», expresa mientras recordamos las portadas de sus libros, una negra y otra morada, ya casi agotados.

La frescura, pero también crudeza de las historias de Nohemí
La frescura, pero también crudeza de las historias de Nohemí

Sus obras surgen de los colores de las paletas extraídas de los carritos refrigerados, de la rebeldía juvenil, o las comidas pueblerinas que pueden traer consecuencias deliciosas, excesos de agresión o la pérdida del juicio porque se excedieron en la aplicación de los menjurjes.

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Señala que por desgracia hay mucha violencia hacia las mujeres y no es nada más la física. A veces es en el hogar, puede ser psicológica, emocional, o de otro tipo, pero resalta la capacidad femenil a perder los temores y aprovechar sus talentos y hacer equipo con los hombres, porque no todos son maltratadores ni violentos. Al final los hombres y las mujeres hacemos esta sociedad y apoyándonos podemos sacar adelante a este país, tan lastimado con la violencia hacia las mujeres.

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Nohemí Pineda le gusta impulsar a las mujeres, ayudarlas, ya que luego de sus libros, muchas la buscan, por Facebook, por redes para contarle sus historias de violencia y las apoya, con cadenas de apoyo, aunque en algunas ocasiones no, porque «al final hay muchas mujeres que padecen el síndrome de Estocolmo y perdonan a sus agresores, a sus verdugos y ya no se puede hacer mucho».

Advierte sobre las veces en que se quiere devaluar su trabajo, restarle valor. Cuando una mujer maneja un vehículo expresan “tenías que ser vieja” cosas así por el estilo, o en política somos doblemente criticadas, las reporteras, no hemos invadido posiciones, los hombres a veces creen eso, pero no, llegamos a los espacios con talento, capacidad.

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A veces los hombres piensan que demeritando la labor de las mujeres es como «van a afectarnos o a frenarnos, pero no, a las mujeres ya nada nos frena, porque hemos ocupado con capacidad y con talento  muchos lugares que antes estaban con ellos en la política, en la ciencia, en el deporte».

Sobre el machismo dice que es un patrón cultural que puede surgir de las propias mujeres en su casa, ya que las obligan a servirle al hermano. O ellas estudian mientras se casan, aunque han cambiado los tiempos. Las mujeres si hemos caído en esos patrones culturales que poco a poco han ido cambiando, «pero el machismo persiste, tan persiste que ve la violencia que hay, son patrones culturales en que los hombres a veces se sienten superiores.

Las historias de Nohemí Pineda van más allá de adoptar una posición de género, pues si bien resalta que es mayor la violencia contra las mujeres, expresa que de manera inconsciente define a mujeres víctimas y victimarias, y aunque «por desgracia la mayoría son víctimas, hay victimarias, en el seno familiar, lo que tú decías la formación machista a veces, o incluso mujeres que golpean que torturan y llegan a matar a sus hijos«.

«Lo que hago es visibilizar esa violencia, darle voz a las mujeres que no tienen voz, mis historias son, por desgracia, reales, o basadas en hechos reales y pues duele ver a esas mujeres, atrapadas» en ese círculo histórico, y en todos los niveles sociales,  La gente de mayores recursos, de escasos recursos, mujeres preparadas y preparados, en todos los ámbitos se da esta violencia», subraya.

Aclara que también hay muchas otras que son triunfadoras, ejes de las familias, que se convierten en la estructura, la columna vertebral de los hogares.

Nohemí recomienda a las mujeres salir de esos círculos, y recurrir a instancias gubernamentales, organismos, colectivos faministas y aunque algunos fallen, hay que insistir en la denuncia buscar el apoyo para recibir la orientación psicológica que te saque de esos círculos de violencia.

Insiste que en la mujer debe estudiar, crear proyectos, trabajar para obtener ingresos, buscar hacer algo de su vida, sin estar pensando en el señor, para que te da dinero. Dejar las situaciones de miedo no es fácil por la violencia, las amenazas de que les quitan los hijos, de que les pegan, «o como un síndrome de Estocolmo, pero no es que amen a sus verdugos, les tienen miedo y hay que perder el miedo, prepararnos y exigir respeto«.

 

 

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